A Bogotá se fue nuestro alcalde, Miguel Ángel Cámara, para hablarles de lo bien que funciona el transporte urbano en Murcia y de lo contento que está con su tranvía. Pasmaos se debieron quedar nuestros hermanos latinoamericanos.
El día siete del pasado mes de mayo a raíz de una reunión entre los alcaldes de Bogotá, Lima y Quito, y de la entonces secretaria general de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, nacía la idea de celebrar una cumbre en la capital colombiana entre representantes de grandes ciudades latinoamericanas y del Caribe. Una cumbre que se ha desarrollado los días 19,20 y 21 del presente mes y que se justifica, según los organizadores, porque debido a su ubicación geográfica y topografía, América Latina y el Caribe es una región altamente vulnerable a los daños físicos e impactos sociales adversos originados por el cambio climático.
Esta reunión ha sido considerada como una oportunidad única para convocar a los gobiernos de las ciudades latinoamericanas en un acontecimiento de carácter regional que ha permitido sistematizar y armonizar información, experiencias y aprendizajes derivados de las acciones locales, regionales y globales frente al cambio climático.
En síntesis, la Cumbre de Bogotá “Ciudades y Cambio Climático” ha buscado promover un encuentro, que se pretende convertir en bianual, para que expertos en la gestión urbana, líderes políticos, gestores locales, técnicos y empresarios, entre otros, puedan aportar sus experiencias en las catástrofes vividas en sus ciudades—destaca la participación de representantes de Buenos Aires, Lima, Quito, Río de Janeiro, Asunción, Caracas, Montevideo y Ciudad de México—porque todas ellas presentan altos riesgos en los asentamientos urbanos debido de manera especial al peligro que corren de vivir inundaciones por el aumento del nivel del mar ya que el 50% de las aglomeraciones urbanas de su área de influencia cuenta con poblaciones de más de cinco millones de habitantes y se encuentran en áreas que ocupan las denominadas zonas costeras bajas, altamente amenazadas por la elevación del mar .
Como verán, condicionantes que– que nosotros sepamos– no se dan en Murcia ni sus aledaños, pero a Bogotá se fue nuestro alcalde, Miguel Ángel Cámara, para hablarles de lo bien que funciona el transporte urbano en Murcia y de lo contento que está con su tranvía.
Pasmaos se debieron quedar nuestros hermanos latinoamericanos ante las explicaciones del primer edil del ayuntamiento capitalino porque ellos, que estaban en eso de cómo influye el calentamiento global en la sucesión de grandes tifones, huracanes y demás—lo padecen periódicamente–, que hablaban de convertir esa cumbre en un laboratorio de políticas y estrategias comunes contra el impacto del cambio climático en las ciudades de América Latina y el Caribe, que intentaban, entre otras cosas, ratificar el Pacto Climático Latinoamericano que suscribieron en 2009 en la ciudad de México, se encontraron con el discurso de un señor del otro lado del Atlántico que les hablaba de las bondades del tráfico publico rodado en algo llamado pedanías.
Ningún otro alcalde de nuestro país, y al parecer de esta Europa nuestra, consideró la conveniencia de estudiar el impacto del calentamiento global en la región de Latinoamérica y el Caribe y de participar en el debate sobre la “constitución de la “Red de Ciudades Sudamericanas” como un foro de diálogo que potencie la integración de las autoridades locales de la región en la línea de trabajo de la llamada cooperación Sur-Sur”. Seguramente porque, entre otras cosas, no se puede asfixiar al ciudadano con impuestos, mientras se hacen viajecitos más allá del charco a costa del erario publico. El señor alcalde debería informar de lo que ha costado esta excursión suya.
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