LA FUERZA DEL DESTINO
La oficina desde la que se mueve Alquibla Teatro nos habla del arte de Talía con mayúsculas. Las paredes muestran una variada cartelera que refleja el amplio registro teatral de Alquibla. Sí, huele a teatro en esta nave industrial que produce espectáculos y sueños y es que, Esperanza Clares, aunque debería de haberse dedicado a la música, terminó quedándose con la parte teatral de la misma: “Mi padre era el director del grupo de Zarzuela que había en Algezares, mi pueblo, y yo me recuerdo participando en las representaciones y cantando. Mi padre tocando el piano y yo interpretando las coplas de la Piquer”. Si, nos dice, recuerda su infancia muy folclórica, muy divertida, recitando para los mayores así es que, admite con un punto de guasa; lo suyo debe de ser algo genético. Un “algo genético” que le dura desde un lejano 84 en que Antonio Saura, el Director de Alquibla Teatro, le embarcara en la maravillosa aventura de subirse a un escenario. Y juntos siguen desde entonces, y juntos han dado vida a los más variados personajes y juntos continúan intentando que hacer teatro en Murcia no sea un dolor: “Es muy difícil, pero se consigue. Llevamos para 28 años de actividad profesional, porque muy pronto comenzamos a sentir el teatro como una forma de vida”. Una forma de vida a la que ya se incorporó su hija que, aunque está estudiando Filología, participa con ellos activamente, habiendo tenido un papel determinante en el libro que han publicado sobre la historia de Alquibla Teatro. No resistimos la tentación de ojearlo: un libro muy recomendable para los que aman el teatro como ellos, porque solamente desde un sentimiento profundo se puede asistir al “milagro” de Alquibla Teatro. Un nombre, Alquibla, que Esperanza Clares toma de la acequia que da riego a la huerta de la Cordillera Sur, a los bancales de la huerta algezareña que tanto conoce: “Creo que la duración de nuestro proyecto tiene mucho que ver con que amamos profundamente lo que hacemos y porque hemos actuado siempre con sensatez”. Con sensatez, y con un esfuerzo tremendo por encontrar el equilibrio entre la innovación y la tradición: el teatro como valor cultural y el de entretenimiento. Posee un discurso de una gran capacidad descriptiva que agradecemos porque nos permite descubrir importantes momentos teatrales de la Región de Murcia. Y lo hace con un convencimiento y una fuerza que tiene muy poco que ver con su apariencia frágil, pero solo apariencia porque, hablando y actuando, posee la fuerza que da aquello por lo que merece la pena luchar. Y ella adora el teatro, por eso trabaja diariamente para hacer posible la vida de Alquibla, que es también su vida, y la de Antonio, y la de Alba: “Yo creo que hemos tenido capacidad para reinventarnos. Ahora mismo tenemos escuelas de Teatro en el Centro Cultural de Alcantarilla, en el Teatro Circo Apolo del Algar–donde estamos como compañía residente–, y acabamos de abrir otra en Algezares. Son vías de escape que nos permiten funcionar.