MÁS ALLÁ DE LA UNIVERSIDAD
Confiesa que siempre sintió pasión por la Historia y dentro de ella, por la Historia del Arte. Y es por esa razón por lo que llega a Murcia, desde Elche, para estudiar la carrera. Y aquí se casa, aquí tiene dos chicas y un chico y aquí, de la mano del catedrático Gómez Piñón, cuando finaliza brillantemente sus estudios en junio del 70, ya comienza a dar clases en la UMU, en septiembre de ese mismo año.
Hablamos largamente de la Universidad. Han sido 41 años trabajando en ella, tiempo suficiente para decidir que en la vida hay otras cosas por hacer, por experimentar: “Yo me he ido antes de lo acostumbrado porque, desde el punto de vista humano, necesitaba hacer otras cosas, dedicarme estos años que aun me quedan en plenitud al voluntariado, algo que quise hacer siempre”. A eso, y a dirigir el Museo Pedro Cano, en Blanca, que es una especial manera de no desligarme del arte y de trabajar junto a una persona con la que comparte una manera de entender la pintura y una amistad de largo tiempo, así es que pensamos que la perspectiva de llevar ese museo pesó en su decisión de abandonar la enseñanza: “Conocí a Pedro en el 83, cuando la Universidad me encarga hacer un catálogo de una exposición suya. Conocí a toda su familia, tuve la suerte de conocer a su madre”. Y continuamos hablando de esa gran mujer. Oyéndola, es fácil deducir que, en estos momentos, la dirección del Museo Pedro Cano es lo mejor que podría pasarle porque reconoce en él a un gran pintor que, al no usar la vía estrictamente conceptual; aunque a veces lo haga, se ha convertido en un artista fácilmente abarcable, fácilmente reconocible, porque posee la virtud de manejar una gran estética que llega fácilmente al publico consiguiendo que “los visitantes del museo, no solo los que entienden de arte, se sientan muy cómodos”.
No tiene nada que ver con la Fundación que lleva el nombre del pintor de Blanca, pero es inevitable hablar de algo que ha supuesto, para esa ciudad que crece junto al río Segura, una fuente de dinamización cultural. “Frente a otras fundaciones–como pueden ser las de Molina Sánchez o Campillo– en este caso el artista, el pintor está vivo. Vivo y poseedor de un gran atractivo con la gente y una vitalidad agotadora para los demás. Así es que siempre está organizando los más variados cursos”. Mientras tanto, ella procura que la tercera planta del Museo no este nunca libre de actividades culturales de todo tipo. Unas actividades, nos dice, que cuentan con el apoyo del Ayuntamiento y de la Asociación de Amigos del Museo, sin cuya colaboración seria muy difícil salir adelante, porque no olvidemos que el Museo se encuentra en una ciudad pequeña que ha recibido con los brazos abiertos una iniciativa que pretende conseguir que le gente visite Blanca, con lo que esto supone de fuente de ingresos para la ciudad: “ Si fuese por Pedro Cano no se cobraría la entrada al Museo, pero no hay más remedio si queremos que se mantenga. Los miércoles son gratis, y todos los días se cobra una cantidad simbólica.