Juan Roig, el dueño de Mercadona, tiene una manera especial de dirigir su negocio y de hablar alto y claro cuando ha sido necesario. Y a veces esa manera suya de hablar no nos gustó, pero siempre nos hizo pensar, que no es poco.
En tiempos tan convulsos como los que estamos viviendo. En esta sociedad absolutamente capitalista en la que nos encontramos, es muy difícil encontrarnos con empresas que digan no a cobrar una deuda de casi millón y medio de euros. Pero esto es lo que ha hecho Mercadona que, en el convenio suscrito con el Ayuntamiento de Guadix para la instalación en el Parque Empresarial Príncipe Felipe de un Bloque Logístico de esta empresa, tenia derecho a un millón trescientos mil euros, a los que ha renunciado.
Una renuncia que seguramente ha venido muy bien a las arcas municipales, porque no creo yo que estén muy boyantes, como no lo están las de ninguno de los ayuntamientos de este país, excepto Bilbao que cuenta con el honor de no deber nada a nadie, que ya es milagro.
No somos muy dados a piropear a las empresas, pero si queremos ser honestos hemos de reconocer que Mercadona, no solo por esto, ha implantado una manera de funcionar en España que nos hace pensar que si otros actuasen de la misma manera las cosas podrían ir mejor.
Juan Roig, el dueño de Mercadona, tiene una manera especial de dirigir su negocio y de hablar alto y claro cuando ha sido necesario. Y a veces esa manera suya de hablar no nos gustó, pero siempre nos hizo pensar, que no es poco. Ahora, ese decir no a una cantidad tan importante de dinero, nos hace ver que estamos ante un señor que ha triunfado en los negocios por algo más que suerte. Lo hizo, por una manera seria de funcionar, porque esta acción suya pone de relieve que para él lo más importante no es el dinero, y si el clima de trabajo que pueda crear alrededor de su empresa en aquellos lugares en los que se instala y en los que, como en Guadix, es una fuente de esperanza para toda la comarca.
Guadix y su Ayuntamiento tienen ahora un especial compromiso para con esta empresa que ha venido a dinamizar una economía necesitada de estímulos como este y a la que, lógicamente, recibimos con los brazos abiertos, no al estilo Mr, Marshall. Sí hacia un empresario que, desde el primer momento, ha sentado las bases de una forma de actuar que hemos de resaltar. Bienvenidos a Guadix.