La publicación en este periódico de unas fotografías en las que aparecen trabajadoras del Hospital Virgen de la Arrixaca; eso dicen quienes conocen bien esas instalaciones, ataviadas con sus correspondientes trajes de enfermeras- algunas de ellas lucen hasta los “gorritos” que se han de poner obligatoriamente para acceder a quirófanos y a cualquier área especial– y en las que se muestran fumando y bebiendo bebidas alcohólicas de baja y alta graduación, han dejado al personal, entre los que yo me encuentro, “pasmaos”.
Todas y todos; porque aunque las caras aparecen borrosas creemos ver también la figura de un hombre, posan en franca camaradería y es que ya se sabe que cuando nos tomamos varias cervezas y algunos chupitos entremos directamente en la exaltación de la amistad. Suponemos que este acto de compañerismo tendría lugar después de la consabida intervención quirúrgica, lo decimos por lo de los “gorritos”, pero temblamos al pensar si quedaba alguna operación pendiente ¿se imaginan? Nosotros sí, pero parece que a los responsables de la Arrixaca lo que les importa es intentar salir del atolladero con explicaciones peregrinas antes de hacerse las preguntas que nos hacemos todos.
Después de la irrupción en nuestras vidas del pulpo Paul, “vidente” del mundo del fútbol recientemente fallecido para jolgorio de los comentaristas deportivos que se han hecho eco de este hecho en todos sus informativos, ya estamos dispuestos a aceptar “pulpo como animal de compañía”, pero nuestra capacidad para creer en lo increíble se agotó con Paul, porque esta no puede llegar a tanto como para aceptar las desatinadas explicaciones del departamento de comunicación del hospital de la Arrixaca que, ante la foto donde aparecen reflejadas unas imágenes de todo punto rechazables nos vienen a decir, tomando al personal por estúpido, que “tampoco se puede demostrar que las botellas contuvieran alcohol porque las podían tener con agua en el frigorífico”. Hombre no, no es de fácil explicación que alguien guarde el agua en una botella de cerveza y, sobre todo, es imposible que se haga en una botella de rom Bacardí porque la boquilla con la bolita, ya saben, complicaría mucho las cosas. Hay que ver los disparates que se pueden llegar a decir para justificar lo injustificable.
Lo que reflejan esas fotos es inadmisible que ocurra y se quedaría mucho mejor con el silencio que diciendo cosas que ofenden la inteligencia. Algo que intentó también días pasados el máximo responsable de La Arrixaca, Manuel Alcaráz, que dijo eso de que “se trataría de determinar si las personas que aparecen en las fotografías pertenecen al centro o si son trabajadores de una empresa externa”. De aurora boreal.
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