No le quepa la más mínima duda, este gobierno ha hecho muchísimo más, más de lo que sería exigible, para poner al personal al bordo de un ataque de nervios con su seguidismo a ciegas de las recetas de Merkel.

La Organización Internacional del Trabajo—OIT—ha hecho público un informe en el que rechaza la austeridad como fórmula para recuperar el empleo en España y apremia al Gobierno para que apoye la inversión productiva mediante la reanudación del crédito a la economía real, sobre todo a las PYMES. Una conclusión a la que llega en un informe hecho público sobre la situación del mercado laboral español. Según este informe, las medidas de austeridad aplicadas “han afectado al crecimiento y al empleo en el corto plazo y, por el momento, no se ha traducido en una reducción significativa del déficit fiscal” que, al parecer, era el objetivo perseguido.

RAJOYSe supone que esta organización internacional sabe de lo que habla y, cuando expone sus puntos de vista habría que escucharle. Pero no ocurre así con Mariano Rajoy porque, tal y como informó ayer en primera página LA OPINIÓN, el presidente, en su intervención en el acto de clausura del XV Congreso del PP madrileño, afirmaba que “seguirá haciendo lo necesario” y que el próximo viernes se anunciarán nuevas medidas—¡esto no hay cuerpo que lo aguante!– “muy importantes”. Y ante esta perspectiva vital solo nos queda rezar; y rezar mucho, porque nos tememos que seguirán las decisiones eufemísticamente llamadas “reformistas” que continuarán creando en los ciudadanos una profunda sensación de desánimo y si me apuran de una cierta desesperanza.

El Presidente Rajoy nos decía muy ufano que su partido ya ha tomado más medidas y ha hecho “mucho más” en sus cuatro meses de mandato que el anterior Gobierno socialista “en siete años, puesto que no hicieron ni la mitad de la mitad”.

No le quepa la más mínima duda, este gobierno ha hecho muchísimo más, más de lo que sería exigible, para poner al personal al bordo de un ataque de nervios con su seguidismo a ciegas de las recetas de Merkel. Unas recetas, tan cuestionadas por los más reconocidos expertos mundiales en economía, que la poderosa presidenta de Alemania comienza a dar muestras de ciertas dudas sobre la política a seguir para que Europa salga de esta angustia, a la que ella tanto ha colaborado. Algo que, seguro, no hubiese ocurrido con Helmut Kohl, el presidente encargado de liderar el proceso de reunificación de Alemania y el que impulsó la marcha de la Comunidad Europea hacia la unión política y monetaria de Europa, que se concretó en la Unión Europea instituida en 1993 cuando entró en vigor el Tratado de Maastricht.

Claro que entonces Europa si contaba con auténticos líderes políticos, y es que todo aquello pudo hacerse realidad porque, junto a Kohl, el viejo continente contaba con estadistas como Felipe González y François Miterrand, capaces de tener amplitud de miras y un olfato político con el que hay que nacer.

Pero como la nostalgia solo sirva para avivar la melancolía alegrémonos de que en Francia, François Hollande—si es que gana—, pueda reconducir en su furor deficitario a la señora Ángela Merkel, porque nos permitimos pensar que las dudas de los últimos días de ella, seguramente tienen mucho que ver con las perspectivas de victoria del candidato socialista francés y su forma de ver la solución de la crisis. El, desde luego, está muy alejado del hiperactivo Sarkozy.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 1-5-2012

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