La Guerra declarada por Putin a Ucrania llena todas las paginas de los periódicos y abre todos los informativos de radio y televisión. Y es lógico, porque la locura desatada del sátrapa ruso puede llevarse por delante todo nuestro bienestar, todo nuestro estilo de vida. Toda nuestra vida, en definitiva.
Pero aunque lo que está ocurriendo en Ucrania sea lo más importante de estos momentos, en Europa ocurren otras cosas que no dejan de sorprendernos y preocuparnos también, como las declaraciones que hizo la semana pasada la exconsejera y eurodiputada de Junts Clara Ponsatí que en la presentación de un libro que acaba de publicar aseguraba que ve al Estado “dispuesto a matar” si el independentismo protagonizara un nuevo esperpento (esto lo digo yo), contra la Constitución española “El Estado, si es necesario, utiliza la violencia tanto como lo necesite. ¿Esto significa que estarían dispuestos a matar? Estoy convencida”.
Sí, al parece esta independentista está convencida de que el “Estado opresor” estaría “dispuesto a matar” si el independentismo renace. Es más, declara que puede que haya muertos y que la lucha sea encarnizada entre Catalunya y España. Y ella, que abandonó el país cobardemente después del fiasco independentista de 2017 (no le veo yo mucha madera de héroe), ahora se permite decir que “la república catalana solo se conseguirá mediante sangre y sufrimiento”, animando a los independentistas catalanes a enfrentarse con el Estado de manera violenta si fuese necesario, pero dejando caer eso de que en ningún caso sugiere que los catalanes “tengan que usar palos y garrotes”. Lo que nos deja en un absoluto descoloque, porque no sabemos a que se refiere, ya que por una parte dice que hay que estar preparados para el enfrentamiento, para el sufrimiento, para el derramamiento de sangre, y por otra parte suelta eso de los “palos y garrotes”, haciendo pensar que se tendrían que preparar con armas más contundentes, para hacer realidad lo que ella propugna; un enfrentamiento civil, porque de otra manera no se podría conseguir, según ella, la libertad de ese “pueblo oprimido”.
Clara Ponsatí siempre se declaró liberal, políticamente. Esa ideología que se identifica como “una doctrina que propone la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas. Promueve las libertades civiles y económicas, oponiéndose al absolutismo y al conservadurismo”, pero por lo que vemos, ella no es muy tolerante con aquellos que no comparten su punto de vista independentista. Un punto de vista que a lo largo de su vida docente ha intentado imponer en sus clases, hasta el punto de que en 2013, ante lo que esta señora soltaba sobre el derecho a decidir de los catalanes y la actitud opresora del Estado, el Gobierno de España decidió no renovar su puesto como profesora visitante de la cátedra Príncipe de Asturias en la Universidad de Georgetown por su posición favorable al derecho a decidir. Por supuesto, el ministro de Exteriores en aquel momento, José Manuel García-Margallo, tuvo que aguantar estoicamente que esta independentista, y los suyos, pregonasen a los cuatro vientos que había sido una “maniobra de censura” ante sus opiniones políticas. Lo que no dijo es que para los rectores de aquella prestigiosa universidad debió resultar ciertamente chocante que en una cátedra con el nombre de Príncipe de Asturias esta profesora dedicara sus clases a verter sus puntos de vista sobre lo que ella llamaba “relaciones entre Cataluña y España” provocando que García-Margallo, asegurara que una cátedra en el extranjero no debe servir “de base para alentar procesos secesionistas contrarios a la Constitución”.
Las intervenciones de esta eurodiputada en el Parlamento Europeo, a veces causan estupor, y otras muchas veces risa, por su desmesura. Pero cuando habla de la necesidad de un enfrentamiento entre españoles, ya deja de hacer gracia.