Por Ley 12/2014, de 17 de diciembre, se creó el Consejo de la Transparencia de la Región de Murcia. El órgano independiente de control en materia de transparencia en la Comunidad Autónoma, “que vela por el cumplimiento de las obligaciones de publicidad activa y garantiza el derecho de acceso a la información pública”. Toda una declaración de intenciones que no se puso en marcha con mucho entusiasmo por parte de la administración autonómica, teniendo en cuenta que, tal y como denunciaba el recordado José Molina, el Consejo estuvo el primer año sin local y trabajó durante su primera etapa sin funcionarios. Aún así, el primer presidente de este consejo defendía que las resoluciones del mismo «no tienen que gustar, son un derecho». Y tanto defendía ese derecho, que el economista y sociólogo, que dedicó los últimos cinco años de su vida al primer Consejo de Transparencia; desde donde no se cansó de reclamar la rendición de cuentas de los poderes públicos, nos daba una lección de compromiso con la sociedad a la que siempre defendió, dimitiendo primero como máximo responsable de transparencia por el «torpedeo» y la «obstrucción» a su labor por parte del Gobierno regional, y más tarde, escribiendo su ultimo artículo, “La corrupción asalta los protocolos: Dimitir no es suficiente”, desde la cama del hospital. Un artículo que viene a ser como su testamento político, porque es un reflejo de cómo concebía el servicio público. Una honesta reflexión sobre la vacunación, fuera de protocolo, del entonces consejero de Sanidad Manuel Villegas, y de altos cargos y funcionarios.
José Molina, decía en ese artículo que «El que tiene que dimitir como cabeza de este desastre es el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, no el último de la lista de los 466». Pero no, el presidente de la Comunidad Autónoma no ha dimitido, al contrario, está intentando poder prolongar su mandato, y ahora está al frente del Consejo de Transparencia el magistrado jubilado Julián Pérez-Templado.
Suponemos que no ha de ser fácil sustituir a un hombre tan respetado como su antecesor en el cargo, sobre todo cuando, en sus primeras declaraciones, muestra que se encuentra en las antípodas del anterior a la hora de calibrar la importancia de los mismos acontecimientos, que son vistos de manera absolutamente dispar. Tan dispar, que en una entrevista que le realizaban en Onda Regional, el nuevo presidente del Consejo de la Transparencia de la región, daba por seguro que las irregularidades cometidas en el proceso de vacunación no constituyen un delito. Es más, aunque el hecho está siendo investigado por la Fiscalía Superior de la región, Pérez Templado, atribuye las irregularidades a un comportamiento que define como «descuidado» porque, según él, “no todos los comportamientos reprochables pueden ser considerados delictivos”. Y eso es lo que, en su opinión, ha ocurrido con las irregularidades en el proceso de vacunación. Así mismo, lo de vacunarse todos a toque de corneta fue solo un comportamiento “descuidado”, que según la RAE, es “Que no pone el interés, atención y cuidado debidos en lo que hace o en lo que está a su cargo o bajo su responsabilidad”. Que digo yo, que menudo favor le ha hecho a Manuel Villegas diciendo esto, porque si un Consejero de Sanidad, no pone cuidado y atención en lo que hace, lo normal es que dimita; que es lo que hizo. Pero nada, para el nuevo responsable es solo un “descuido”.
También se pronuncio el nuevo presidente del Consejo de la Transparencia sobre el Mar Menor, para decir que “La responsabilidad de su actual estado es muy amplia y está muy repartida”. Al parecer no se ha leído la propia página Web de la comunidad donde aparecen las competencias de la Dirección General del Mar Menor. De haberlo hecho, seguramente no hubiese despachado este tema de manera tan superficial.
Oímos la entrevista con mucho interés. Esto promete.