El presidente del Gobierno Pedro Sánchez, cree que el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, podría ser un extraordinario candidato, por parte del PSOE, a las elecciones europeas del 26 de mayo. Lo dijo hace tiempo y, al parecer, ahora se reafirma en esa idea.
En aquel momento y pensando que la legislatura duraría más, no me gustó nada la idea de que Borrell fuese alejado del Gobierno español, y sobre todo, de la cartera que dirige, Asuntos Exteriores, porque ha sido el único ministro del gabinete que ha mostrado un alto sentido político, el único que en los foros internacionales ha plantado cara a los independentistas. El único que, siendo catalán, les ha dicho que las cosas se hacen de otra manera y que una minoría de catalanes (el que los independentistas tengan más diputados no significa que tengan más votos) no pueden imponer sus puntos de vista a una mayoría. Y, el único también, que ha impedido que continuaran creciendo las embajadas catalanas en el extranjero, impidiendo el pasado mes de noviembre, que fuesen creadas delegaciones en los Balcanes, Viena, Países Bálticos, Beirut, Portugal, y Estocolmo, porque la cartera que dirige Josep Borrell consideró que la petición servía únicamente para apoyar fines «manifiestamente contrarios a los principios y objetivos de la política exterior de España”, considerando; con toda la razón del mundo, que las delegaciones catalanas en el extranjero se han convertido en un «instrumento fundamental para la internacionalización del ‘procés», asegurando además que, en «numerosas ocasiones», la labor de estas delegaciones está básicamente centrada en “la promoción de la causa secesionista», y el “ataque al Estado español».
Por todo esto, y por otras muchas cosas, en aquel momento pensamos que lo preferían lejos de Madrid para que no continuase interfiriendo, con sus declaraciones de firmeza institucional, en las relaciones que el Gobierno de Sánchez quería mantener con el independentismo. Incluso otros ministerios, que algo deberían de haber dicho sobre el tema de las embajadas, no osaron mostrar su opinión en contra: el Ministerio de Política Territorial y Función Pública, cuya ministra es Meritxell Batet y el Ministerio de Hacienda con María Jesús Montero. Pues bien, ninguno de estos dos ministerios, que también están concernidos por el tema, oso poner el más mínimo impedimento limitándose a reseñar alguna cuestión de tipo técnico, pero dando la impresión de que no querían entrar en detalles para no molestar a los nacionalistas.
Ahora, la idea de que encabece las listas del PSOE para las europeas no nos parece tan mal porque preferimos una figura como Borrell, no dejándose pisar por los nacionalistas en Europa, que alguien más tibio políticamente o más fácilmente manipulable. Y Borrel ni es tibio en sus manifestaciones, en sus palabras, en sus determinaciones, ni es fácilmente manipulable como ya lo está demostrando en el día a día. Si Borrell ya se había ganado el respeto de todos los españoles con su actitud hacia el independentismo, ahora, ese respeto se acrecentó más con su influencia en el Parlamento Europeo (fue presidente la Eurocámara entre los años 2004 y 2007) para evitar que, como estaba previsto, Puigdemont y Torra dieran una conferencia en esa institución porque, aunque es cierto que PSOE, PP y C’s presentaron escritos para impedir la conferencia titulada «Catalunya y el juicio sobre el referéndum: un desafío para la Unión Europea» que estaba anunciada para el pasado lunes, no es menos cierto que en la decisión del presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, que decidió no autorizar el evento, ha pesado y mucho la opinión de Borrell que, tras la suspensión de la conferencia ha declarado que «seguramente» si él fuera el presidente del Parlamento europeo «hubiera hecho lo mismo». No albergamos la más mínima duda.