Es de difícil comprensión que unas instalaciones, las del nuevo hospital de Los Arcos, que cuenta con más de 70.000 metros cuadrados no ponga en marcha la unidad psiquiátrica cuando en la zona del Mar Menor no tienen ni un centro de salud mental.
Al hilo del contenido del artículo anterior sobre la sanidad publica murciana, publicado en esta misma sección la pasada semana, nos han llegado otras informaciones sobre este tema y, si en aquella ocasión manifestábamos nuestro asombro e indignación por la gestión que el Servicio Murciano de Salud había hecho del aneurisma cerebral que ha llevado al coma a Juana Vidal, hoy las palabras casi dejan de tener sentido porque ese articulo nos ha permitido descubrir la realidad de otras áreas de salud que no salen a la luz pero que dan la dimensión de una comunidad muy alejada de alcanzar los estadios mínimamente exigibles en un campo tan sensible como el de la sanidad. Como por ejemplo todo lo relacionado con la salud mental que, por los datos que tenemos, no llega a los parámetros exigibles en una sociedad medianamente desarrollada.
Desde Mazarrón hasta San Pedro del Pinatar, sólo existe un centro de salud mental, situado en Cartagena. Es decir que para las Áreas de Salud dos y ocho—la Región se divide en nueve áreas—que cuentan con más de quinientos mil habitantes distribuidos por el Campo de Cartagena, Cartagena ciudad, Torre Pacheco, San Javier, San Pedro del Pinatar, Los Alcázares y Mazarrón, se cuenta con un único centro de salud mental, y una sola unidad de psiquiatría de ingresos agudos, en Cartagena.
En los últimos tiempos, entre el Mar Menor y Cartagena, se han inaugurado dos grandes Hospitales; uno de ellos en el Mar Menor, pero miren por donde ninguno cuenta con servicio de psiquiatría. Problema que se agudiza en el referido Mar Menor porque es un área donde, en este campo, no tienen ni un centro de salud mental.
Ciertamente es de difícil comprensión que unas instalaciones; las del nuevo Hospital de los Arcos, que cuenta con más de 70.000 metros cuadrados no ponga en marcha la unidad psiquiátrica. Se nos dice que es una unidad cara así es que nos tememos que, por mucho tiempo, continuará cerrada a cal y canto. Como al parecer se encuentran las listas de espera en esa misma área de salud. Listas que se han visto multiplicadas por cinco en el último año, y se han doblado en el caso del acceso a la primera consulta del especialista, tal y como ponen de relieve los datos hechos públicos por el Servicio Murciano de Salud, que reflejan que el área sanitaria de Cartagena registra mayor número de pacientes que superan los tiempos máximos de espera para intervenciones quirúrgicas que la media regional.
Denuncia que hace Teresa Rosique, diputada socialista en la Asamblea Regional, que considera que estos aumentos en las listas de espera son «consecuencia directa de los recortes en Sanidad». Como lo es también lo expuesto por IU-Verdes que pone al descubierto que el Gobierno Regional ha suprimido las ayudas a pacientes sometidos a tratamiento de oxigenoterapia domiciliaria con controlador porque, al parecer, se producen excesivos gastos de electricidad con esta terapia.
Pero esta necesidad de supresión de tratamiento, que afecta de manera especial a jubilados, los responsables de Sanidad en la Región deberían explicarlo mejor porque es difícilmente entendible que se suspenda este tratamiento cuando, según denuncia el responsable de Sanidad de IU-Verdes, Francisco Muñoz, la ayuda prestada a los enfermos era de 14,60 euros al mes y éstos tienen que usar un equipo conectado a la red eléctrica durante unas 16 horas al día.
Nos parece una decisión desproporcionada para tampoco rédito. La administración, en su furor ahorrativo, se está convirtiendo en alguien que “entiende el precio de todo y el valor de nada”, como dejó dicho Oscar Wilde.