LAS PALABRAS Y LOS HECHOS

La que armaron los populares cuando se puso en marcha eso del pinganillo que sale por 12.000 euros por sesión. En total, 360.000 euros al año.

RAJOYDespués de los chascarrillos, gracietas, y frases pretendidamente ingeniosas con las que el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, despachaba en la oposición lo de la Alianza de Civilizaciones, de Rodríguez Zapatero, su intervención días pasados en la ONU defendiendo, gallardamente, dicha alianza nos debería haber dejado un tanto sorprendidos, anonadados, asombrados…pero no, no nos extrañó; si acaso despertó en los ciudadanos una mirada de ya no nos espanta nada. Porque este hombre ha conseguido que cuando habla y dice eso de “por el momento” no haremos tal y tal cosa, todos pensemos en que esa tal cosa se hará.

Ya sabemos, el país está como está y es difícil acertar en las decisiones. Pero es que no se acierta en nada. Lo que hoy es blanco mañana es negro, o gris, o verde, da igual. Y esto, créanme, tiene al ciudadano bastante desconcertado, por no decir que un tanto aburrido y harto ya de estar hartoque, como en la canción de Serrat, lleva al cansancio.

También comprendemos que cuando se llega al gobierno hay que orillar algunas opiniones de las que se prodigan en la oposición, pero la repetición de estas ausencias de memoria; que nos llevan a pensar que en política todo vale para desgastar al adversario, lo que consiguen es el desafecto de los ciudadanos hacia la cosa publica, hacia los mandatarios, a los que cada día se les mira con más desconfianza.

Jamás podremos compartir la teoría de Maurice Duverger que presentaba el ejercicio de la política como una “lucha o combate de individuos y grupos para conquistar el poder que los vencedores usarían en su provecho”, porque tenemos la firme convicción de que la mayoría de los dirigentes trabajan creyendo en una sociedad mejor, que entienden la política como un ejercicio de ética encaminada a lograr una comunidad más justa. Por ello, lo que se concibe como mejor para esa sociedad en la oposición ha de realizarse cuando se está en el poder, sobre todo, si en la oposición se está continuamente siendo martillo de herejes.

El Gobierno tiene mayoría absoluta. Una mayoría que ejerce a la hora de no dar cabida a las propuestas de la oposición en sus proyectos de ley. A la hora de no permitir que sus ministros comparezcan en al Parlamento, cuando no les interesa dar explicaciones sobre distintos temas, y así hasta el infinito. Que si, que es legítimo, pero se supone que, con esa mayoría absoluta, deberían acometer esos asuntos que estando en la oposición parecían escandalizarles. Esos temas que servían para arremeter contra el gobierno de turno acusándoles de todos los males del planeta. Y si no del planeta en su inmensidad si de esta España que, según el PP, malgastaba su dinero en traducir en el Senado las intervenciones de los senadores con idiomas diferentes al castellano.

SENADOLa que armaron los populares cuando se puso en marcha eso del pinganillo que sale por 12.000 euros por sesión. En total, 360.000 euros al año. Pero miren por donde, ahora, que cuentan con mayoría absoluta para evitar este supuesto despilfarro, todos los miembros del grupo popular de la Cámara Alta consensúan que pelillos a la mar y que ese dispendio del que hablaban cuando eran oposición puede continuar, porque “tampoco es para tanto”.

Napoleón decía aquello de que “nada irá bien si las palabras contradicen los hechos”. Algunos deberían leer al general francés.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 2-10-2012

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