LA POLÍTICA COMO SERVICIO PUBLICO
Nació en Valladolid, algo que denota su marcado acento castellano, y llegó a Murcia como profesora de instituto pasando por algunos de ellos hasta recalar en la Alberca, que es donde continua. Y donde continuará por mucho tiempo porque es feliz como profesora de música; aunque en principio pensara que se dedicaría a impartir francés y es que su primera licenciatura fue en Filología Francesa, para más tarde cursar Historia y Ciencias de la Música. Lo normal en una casa donde su padre era músico y desde los diez años la pusieron a estudiar piano.
Nos habla de sus clases: es enseñante vocacional a la que le gusta el contacto con los alumnos. Alumnos de secundaria, nos dice, cuando las mentes están en formación y es un tanto complejo transmitirles el saber, aunque es un placer intentar entrar en ellos: “Me hace feliz trabajar con un material humano que está en un proceso de formación. Los logros son difíciles pero cuando lo consigues es muy satisfactorio”.
La charla tiene lugar en su despacho del Ayuntamiento. Como está muy organizado hasta parece grande. Unos carteles de distintos momentos del PCE, de IU; que nos hablan de la vida de su formación política, cuelgan de las paredes. Sí, estamos en el grupo de IU en el Ayuntamiento de Murcia. Nosotros pensamos que la ventaja de un grupo pequeño, ella y José Ignacio Tornel, es que hay pocas posibilidades de discutir y el inconveniente es que todo el trabajo es para ellos y, en este caso, de manera especial para ella. Pero no se queja, se le ve feliz con lo que hace y disfruta con eso de escudriñar documentos, no importa de que tipo, porque el tiempo transcurrido desde que accediera al ayuntamiento y el mucho trabajo que ha tenido que realizar ha terminado por hacerla especialista en todo. Algo que viene de lejos: “Ya en el Instituto fui representante estudiantil. En la Universidad, en Valladolid, fui representante en Junta de Facultad, en el Claustro, encabezando una candidatura que se llamaba Colectivo Universitario de Estudiantes de Izquierda,”. Así es que con estos antecedentes no es raro que cuando llega a Murcia entre como militante de base en IU, hasta que en el 2003, cuando esta formación pierde dos concejales, se hace cargo de la coordinación municipal de Murcia y, desde entonces, aquí está luchando por mejorar, nos dice, la presencia de IU en pedanías, en los pueblos, en los barrios.
Escuchándola hablar de su trabajo es fácil creerla cuando nos dice que no tiene aspiraciones, en el ámbito personal, en lo político: “Yo las tengo como organización y como colectivo, con el deseo de trabajar y mejorar las cosas. Nosotros estamos en política porque no sabemos mirar hacia otro lado. Esa incapacidad de mirar hacia otro lado me hace esforzarme para que las cosas mejoren. La mejor forma es estando en una organización y para mi, la que mejor responde a mi manera de ver el mundo es IU”.
Tiene un discurso directo y claro. No es de circunloquios, tampoco cuando le apuntamos si la política tiene algún componente machista: “Vivimos en una sociedad machista y la política está dentro de esa sociedad, así es que todo está unido. Todo es el reflejo de una cultura heredada que cuesta mucho cambiar”. Y nos habla de la baja tasa de empleo femenino, con lo que eso implica de dependencia económica de la mujer respecto del hombre. Del alto índice de muertas por violencia de género, algo que debería de ser un problema de carácter prioritario en el ámbito estatal porque esta segura de que si esas muertes—unas sesenta en 2011– se hubiesen producido en el ámbito del terrorismo se consideraría una prioridad de Estado. Porque si es cierto que la Ley de Igualdad de Genero ha corregido, en parte, el problema, no es menos cierto que los puestos más importantes continúan ocupados por hombres, las competencias fundamentales las siguen llevando los hombres y aquí en el ayuntamiento, nos dice, las mujeres–no importa de que ideología—previo a desarrollar su trabajo han de atender su casa: “Esta mañana, antes de venir, he tenido que dejar la comida preparada, he puesto una lavadora, arreglado un poco la casa y dejado al niño en el colegio, llegando a la hora justa a la reunión que tenia. Los hombres, no tienen que hacerlo”.
En la librería. unos dibujos infantiles que abarcan todos los sueños del mundo, nos muestran que hay un pequeño personaje, de cinco años, que le espera en casa, o en el colegio, o donde sea, pero siempre le espera. En el ordenador, una foto de traviesa mirada. Y para este chico guapo que se llama Pablo—el quiere que le llamen Pablete—que cumplirá cinco años en este mes que comienza su madre desea, nos dice con convicción, un futuro de justicia, de solidaridad, de una convivencia respetuosa con el medio ambiente. A ser posible, nos cuenta sonriente, desea para su hijo la niñez que ella vivió cuando los veranos los pasaba en el pueblo de sus padres montando en bicicleta, recorriendo los campos, viviendo al aire libre:”Yo recuerdo cuando el 15 de agosto se producía la lluvia de estrellas, todos nos íbamos con la manta al monte, nos tumbábamos, nos tapábamos y a ver las estrellas y ahora ya ni siquiera se puede ver eso por la contaminación lumínica”. Y continúa hablándonos de su hijo con auténtica pasión. Sí Pablete la tiene embobada y muy ocupada porque a ella le gusta el cine, nos dice, pero ahora solo ve películas infantiles. Le gusta leer pero, por el momento, se queda con los cuentos infantiles. aunque a lo que no renuncia es a viajar, sobre todo por Francia, Seguramente porque ese país está unido el primer viaje que hizo sin los padres, junto a una amiga, con la mochila al hombro, muy poco dinero y unas ganas enormes de descubrir el mundo. Y descubrir el mundo, para todos, se convierte en inolvidable.