Hace unos días LA OPINION publicaba una información en la que se ponía de relieve que la empresa Inauca, dependiente de Ferrovial, decidía no seguir gestionando el funcionamiento de la piscina climatizada de Cieza «por su alto coste de mantenimiento y baja rentabilidad». Tan decidida está a no continuar explotando su mantenimiento que, al parecer, ha comenzado a devolver el dinero de los abonos a todas aquellas personas que habían pagado su uso anticipadamente.
Pero esto no es algo que haya ocurrido porque la mencionada empresa sea una caprichosa a la que de pronto no le cuadran las cuentas y sale por peteneras. No, porque llueve sobre mojado y es que este mismo problema, el incumplimiento del contrato por falta de rentabilidad de la explotación de la piscina, ya ocurrió en el año 2009 con la anterior empresa adjudicataria, la mercantil AFS (Consultoría i Gestió Esportiva, S.L.), que también decidió abandonar el servicio, cuando estaba a punto de dar comienzo la campaña de invierno, alegando pérdidas acumuladas de 200.000 euros.
Siempre que no se sea un derrochador o derrochadora y que se haga la piscina para epatar a los vecinos, supongo que cualquier persona que proyecte hacerse una piscina cubierta y climatizada en su casa tendrá en cuenta lo que cuesta su mantenimiento, si compensa el esfuerzo, si terminará siendo algo decorativo…pero como para algo decorativo un jarrón sale más barato, a no ser que sea de la dinastía Ming, suponemos que no se acometerá algo así, a tontas y a locas. Claro que se me podrá decir que cada uno con su dinero hace lo que quiere y se lo gasta como le parece. Y es cierto, pero cuando el dinero es público estos derroches inútiles tendrán que pensarse un poco más. Algo que no hizo el consistorio de Cieza en su momento cuando acometió la construcción de una piscina cubierta climatizada que costó la friolera de más de tres millones de euros. Una piscina que fue inaugurada en el 2007 y que ha de cerrar por segunda vez en cuatro años porque no hay quien pueda soportar sus pérdidas.
Tener un capricho que cuesta de consumo eléctrico unos 160.000 euros al año, más el funcionamiento y el mantenimiento de la instalación, que esa es otra, es un despilfarro que hace que no nos extrañen las deudas que los ayuntamientos soportan,
Ahora, el Ayuntamiento de Cieza anda a la busca y captura de otra empresa que se haga cargo de la explotación de la piscina, pero como se teme que no sea posible encontrar a otros dispuestos a asumir perdidas, se está planteando la posibilidad de ofrecer una gestión mixta. Es decir: un gasto más, otro derroche obsceno.