CARLOS EGEA KRAUEL, PRESIDENTE EJECUTIVO DE CAJAMURCIA

UN BRILLANTE “PERFIL BAJO”

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Su despacho es su reflejo; discreto, elegante. Luces indirectas y plantas que ayudan a la creación de una atmósfera acogedora. Dos pantallas de ordenador que le mantienen permanentemente informado de las fluctuaciones de esas cosas que los legos en la materia no acabamos de entender muy bien: la economía. Desde su lugar de trabajo los árboles de la gran vía emergen ante los cristales produciendo el espejismo de estar en un lugar ausente de altos edificios.

Y no muy lejos de aquí nació, en el Jardín de la Pólvora, donde su padre, ingeniero, trabajaba y donde el jugaba con sus hermanos, con sus amigos. Son recuerdos que vienen a su mente y que nos transmite con una cierta ternura: “No olvido mi tiempo en el Colegio de los Maristas. Y mis amigos de aquella época, porque mis amigos más importantes son de aquel tiempo. Tengo un buen recuerdo de la niñez”.

Y a esa memoria de niñez, de amigos, de Maristas, coadyuva un cuadro de extraña belleza de José Manuel Ballester que refleja la fachada del Colegio que le vio crecer. Junto a este, otros de Molina Sánchez, de Gaya, que nos hablan de su amor por el arte. Influencia, nos dice, de su mujer, Charo, con la que comparte muchas cosas, entre ellas tres hijos que, aunque dos son economistas y uno ingeniero–siguieron en esto al padre– ninguno se ha dedicado al mundo financiero, al que el llega a través de la ingeniería, de la mano de un profesor que le hace descubrir esta disciplina. Y finalizada ingeniería industrial estudia económicas, hace doctorado y se ve inmerso en el mundo de las finanzas aunque no olvida la positiva influencia de las asignaturas básicas de ingeniería: “Yo creo que me enseñaron a aplicar la lógica para enfocar los problemas. Como encauzarlos y como buscar soluciones”.

Como también le sirvió su tiempo de dedicación a la enseñanza como Catedrático de la UMU porque esa dedicación, entiende, fomentó su capacidad de esfuerzo personal, pero sobre todo valora el contacto con los alumnos.

Hablamos de todo y le agradezco este tiempo que nos permite recordar cuando le conocí, al llegar a Murcia en el 83, y en el despacho de la dirección de RNE charlé largo tiempo con un atractivo señor que acababa de hacerse cargo de la Dirección General de Cajamurcia y que entró en ella con la fuerza y la ilusión de quien necesitaba hacer cosas por su tierra. Pasado el tiempo, su forma de gestionar ha situado a Cajamurcia como la primera entidad de la Región; financiera y económicamente, social y culturalmente, con la recuperación del patrimonio artístico de la Región: Las Claras, la Catedral, el Teatro Romano, Salzillo, conjuntamente con los Ayuntamientos implicados y, nos cuenta, con el impulso del Gobierno Regional: “Yo me considero muy satisfecho del giro social que ha tomado nuestra fundación. De ayudar a los más necesitados. Estamos actuando con discreción, pero me siento especialmente satisfecho de la realización del nuevo comedor de Jesús Abandonado y la financiación de Proyecto Hombre, porque queremos que la caja sea sensible a las necesidades sociales”.

La palabra discreción es una constante en la charla y le creemos cuando nos dice que en el mundo financiero hay que tener un “perfil bajo”, que preferiría ser menos conocido pero, aunque se empeñe en tener ese perfil, no imaginamos que lo consiga. Es brillante y se le reconoce así. Sus opiniones sobre economía son tenidas en cuenta en los foros donde se trata de esto, donde se habla del “milagro” de la entidad que preside: “No hay milagro, solamente un grupo de profesionales que llegamos aquí hace treinta años y que hemos tratado esto con mimo, con eficiencia, con austeridad, con prudencia y sabiendo que nosotros estamos aquí para ser útiles a la sociedad”.

No resistimos la tentación de preguntarle si es tan poderoso como algunos creen y lo niega rotundamente, porque si es cierto que en un trabajo como el suyo si se tiene ilusión por trabajar, como nos confiesa es su caso, se posee el poder de hacer cosas, el solamente acepta este poder como verbo, no como sustantivo: “Yo solamente tengo ganas de hacer cosas y de trabajar por los demás, por la Región”.

Da la sensación de que ha cumplido todos sus sueños incluido el de visitar Egipto porque, parafraseando la novela de Terenci Moix “No digas que fue un sueño” nos dice que para el ese viaje lo fue: “Un sueño que pude realizar con más de cincuenta años. Eso de sentir una civilización milenaria y ver como se conserva me impresionó. Sí, fue un sueño”.

Inevitable inquirir sobre si la “pulmonía” que está padeciendo la economía mundial tardará en curarse y no, no es adivino, pero de lo que si está seguro es de que el mundo está preparado para hacerle frente, pero son necesarios los pactos. Y el aboga por un gran pacto nacional de todos los agentes políticos y sociales, y de las autonomías también, para salir de esta. “Las autonomías tienen que saber que han de someterse a las reformas estructurales que el gobierno central tiene que impulsar. Incluso me atrevería a decir que han de retrotraer alguna competencia—como se ha hecho en Alemania—y eso se podría hacer si hay un consenso entre los grandes partidos”.

Y nos reconoce que hay algo positivo en todo esto porque se había entrado en el “riquismo”, en el dinero fácil, en el excesivo endeudamiento, el boom inmobiliario: “Yo creo que esta crisis nos debe de hacer reflexionar. Ese no era el camino y debemos adoptar otra serie de valores que nos traiga otro modelo productivo que muestre a la gente joven que la vida no es solo ganar dinero. Que no se puede vivir en el individualismo, que es necesaria una mayor solidaridad”.

Sale a despedirnos. Continúa conservando una buena planta y el dibujo, siempre, de una sonrisa y una mirada cálida. ¿Saben? No me lo imagino dejando a nadie en la estacada.

Publicado en La Opinión el 25 de junio de 2009

One Response to CARLOS EGEA KRAUEL, PRESIDENTE EJECUTIVO DE CAJAMURCIA

  1. Jesús Plaza dice:

    «Sale a despedirnos. Continúa conservando una buena planta y el dibujo, siempre, de una sonrisa y una mirada cálida. ¿Saben? No me lo imagino dejando a nadie en la estacada.»

    Pues amiga, pregunte a todas las familias que ha dejado en la calle desde justo un añito después de su candorosa entrevista. En la estacada es poco.

    Un fenómeno capaz de hundir un banco y a cientos de familias.
    Seguro que no volvería a escribir lo mismo, salvo que le pagasen por el publirreportaje, claro….

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