La recordamos muy delgada, transmitiendo una gran sensación de fragilidad. La evocamos con los ojos enrojecidos y un rictus de profunda amargura en su boca, cuando salía del juicio y algunas mujeres–aunque resulte extraño eran mujeres, en su mayoría–, que esperaban en la puerta, le mostraban su rechazo. Sí, muchas de las mujeres de Ponferrada, le reprochaban el que se hubiese atrevido a denunciar el acoso y los abusos que venia sufriendo por parte de la primera autoridad de la ciudad, el entonces alcalde de la misma, Ismael Álvarez: alcalde y procurador en las Cortes de Castilla y León.

Ponferrada, una ciudad que no dudo en salir a la calle para hacerla sentir culpable por su valentía, por su deseo de no sentirse perseguida y acosada por nadie. Y fue tal la persecución a la que se vio sometida, que la empujaron a dejar atrás su mundo, para salir huyendo de un lugar en el que había nacido y que ahora se mostraba con una hostilidad cruel e incomprensible. Ella pasó a ser la agresora, el se transformó en la víctima, porque supo mover muy bien los hilos de la ignorancia de algunas y algunos de esos ciudadanos.

Ahora, apareció en el Festival de Cine de San Sebastian. Menos delgada, pero con la misma mirada, un punto triste, de aquel 2001, en el que su imagen se reflejó en todos los medios de comunicación. Y se mostraba al lado de Iciar Bollaín, la directora de cine que ha sabido captar, extraordinariamente, aquel momento vivido por una mujer, Nevenka Fernández, que lo único que pretendió fue denunciar al poderoso que le hacia la vida imposible, al alcalde, en aquel momento, de su ciudad. Un hombre de aspecto bravucón y prepotente. Uno de esos hombres que ven a las mujeres con las que trabajan como un objeto fácilmente manipulable. Uno de esos hombres para los que les es muy difícil comprender que puedan existir mujeres que no se dejen dominar, ni manipular, ni someterse a sus más bajos instintos.

Y el Festival de Cine de San Sebastian nos ha traído con “Soy Nevenka”– la película de Iciar Bollaín– el recuerdo de la primera mujer que, en este país, se atrevió a denunciar, y llevar a juicio, al hombre que le estaba haciendo la vida imposible con su acoso insoportable. Una economista que se convirtió en la primera mujer española que logró la condena por acoso sexual de un cargo político, denunciando en 2001 al entonces alcalde de Ponferrada.

‘Soy Nevenka’ concursa en el festival de San Sebastián. Lo hace dándole el altavoz que merece algo tan abyecto como el acoso sexual y prestándole el apoyo que necesitan las mujeres que han sufrido y sufren dicho acoso. Pero cuanto camino queda por recorrer para conseguir el respeto de muchos hombres hacia la condición de mujer. Cuanto camino si personajes como Paco Roig, el expresidente del Valencia CF sale en defensa del jugador de ese equipo, Rafa Mir, acusado por violación, riéndose del “consentimiento sexual” y afirmando que las demandas sociales y legales de igualdad entre hombres y mujeres son un “exceso”, que afecta negativamente a los hombres porque, según este personaje: «Cuando uno va a pegar un polvo que se lleve un abogado y que le firmen».

Escuchando estas opiniones de gente poderosa como Paco Roig, no nos extraña que los delitos sexuales contra las mujeres en nuestro país mantengan una tendencia al alza preocupante. Una tendencia que se ha venido poniendo de manifiesto a partir de 2014 y nos ha traído hasta hoy, donde en el primer semestre de este año, ya se denunciaron más de 10.000 ataques sexuales: un 4,8% más que en el ejercicio anterior.

Y mientras tanto, algunos de los empresarios murcianos, “no condenados” por sus delitos contra menores, dibujando en sus caras sonrisas sarcásticas, como mostraban algunas de las fotos que se les tomaron.

¿Hasta cuando?

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 25 de septiembre de 2024

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