Se trata de articular un nuevo discurso, de recuperar el contacto con la sociedad, con la realidad, saliendo a la calle y participando de la vida social, cultural, con el asociacionismo.
El PSRM-PSOE parece estar tomándose un tiempo para reflexionar y meditar, después del estrépito electoral de los pasados comicios, aunque un excesivo ensimismamiento puede llevar a la melancolía. Sinceramente, hubiésemos preferido que, como hizo el PSC, hace unos días, se hubiese celebrado, o convocado para próximas fechas–marzo queda muy lejos– un congreso que permitiese vivificar el partido; algo que está pidiendo a gritos después de un tiempo de aparente letargo que los próximos al mismo, y los otros, no aciertan a comprender.
Los socialistas murcianos llevan “cuesta abajo en la rodada” mucho, muchísimo más tiempo que a nivel nacional, luego algo está ocurriendo aquí que no admite más demora. Sí, es el momento de aceptar que existe un claro divorcio entre los responsables del partido y sus bases y como consecuencia de esto, de sus electores. Es exigible analizar los errores cometidos como única manera de conseguir enderezar un rumbo que se perdió hace mucho tiempo. Esta será una carrera de fondo que necesita de un nuevo discurso y, seguramente, de nuevas personas también, pero se equivocarán todos si, una vez más, solo se pone en marcha eso de “quítate tu que me pongo yo”, porque no es suficiente. Se necesita de un discurso ilusionarte, de poner el partido por encima de intereses personales, de pensar más en la Región porque una sociedad en la que no exista la oposición; y aquí cada vez es más residual, corre el peligro de vivir un déficit democrático. Es necesaria la presencia de una oposición fuerte para dinamizar una sociedad que avanza hacia la uniformidad, con lo que esto tiene de regresión.
En el ámbito nacional, una parte del PSOE ha suscrito un documento que exige un nuevo proyecto de partido. Paca Baraza, la hasta ahora jefa de Demarcación de Costas de la Región, lo ha suscrito. Una iniciativa absolutamente necesaria porque el PSOE necesita de un nuevo impulso. Como lo necesita hace tiempo el PSRM-PSOE, y aunque Elena Valenciano ha dicho que “la crisis del PSOE no se resuelve con un manifiesto”, no está mal comenzar por un discurso que convenza a sus bases porque si se consigue que el mensaje llegue a ellas se transmitirá más tarde a la sociedad. No, no se trata de ganar elecciones, que ahora están muy lejanas. Se trata de articular un nuevo mensaje, de recuperar el contacto con la sociedad, con la realidad: saliendo a la calle, participando del asociacionismo–fatalmente olvidado–, de la vida cultural y social. Una presencia que se ha ido difuminando, poco a poco, inexorablemente, hasta ser solo una sombra. Las elecciones se ganan con las ideas. Claro que alguien dirá que el PP ha barrido en las últimas, sin exponer ni una sola. Cosas de la vida.
Es que lo que prima en el PP no son las ideas sino la FIDELIDAD. Que las cosas las hacen bien, les votan ; que las hacen mal, les votan igualmente, con más o menos corrupción da igual. Por eso su techo, y su suelo, electoral está en torno a los once millones de votos. Es verdad que el Psoe, en cualquiera de sus variantes terriotoriales, se ha distanciado últimamente de la sociedad (cosa que en el PP no cuenta) y como sus votantes son más críticos les votan o no les votan, no hay fidelidad que valga. De ahí que su horquilla de votos vaya de los 12 millones de votantes, en sus mejores momentos, a los 8 millones en las épocas de sequía. Yo prefiero la crítica a la fidelidad incondicional, aunque el alto precio a pagar sean los cuatro u ocho años de gobierno del PP que nos esperan. El PSOE está desnortado, y eso se paga. Todo pecado tiene su penitencia, (aunque este concepto suene a rancio).