ALIMENTANDO EL ESPÍRITU

CARMEN ANTÚNEZ. DIRECTORA DE LA UNIDAD DE DEMENCIAS DE LA ARRIXACA Y DE LA FUNDACIÓN ALHZEIMUR
El jardín que rodea su casa es, más que esto, un bosque de enormes pinos que parece querer protegerla de miradas indiscretas. Cae la tarde, poca luz natural y el deseo de crear una atmósfera agradable ofreciéndonos un té, que aceptemos. Nos cuenta que nació en Almansa, cuando existía la Región de Murcia y Albacete, así es que las dos nos quedamos con la duda de si es de Castilla La Mancha o Murciana. Una tierra en la que vive desde hace 22 años, cuando se presentó a la plaza de Neurología, y en la que nacieron sus dos hijos. Y se recuerda como una niña muy lectora y pidiéndole a sus padres, como único regalo, una hermanita o hermanito que compartiese con ella sus juegos de hija única, y mientras que llegaba o no; que no llegó, aprendía a leer con su padre: “Mi padre me transmitió la pasión por la lectura, por la música, por el conocimiento. El era músico y a mí me enseñó a descubrir lo bello de la vida”.
Su padre músico, pero ella elige la profesión de su abuelo, un médico rural que se levantaba de madrugada para asistir a los enfermos en los más alejados lugares. No era una profesión que su madre deseara para ella: “Mi madre quería que estudiase filosofía, realmente a mi me gustaba todo y dudé entre hacer Medicina o Biológicas, pero al final me decidí por Medicina”.
No nos la imaginamos dedicándose a otra cosa, seguramente porque su especialidad, Neurología —Carmen Antúnez es la Directora de la Unidad de Demencias de la Arrixaca y de la Fundación Alzheimur—trata de la mente humana y de esto ella siempre habla con entusiasmo: “Es un poco la búsqueda del por qué de lo que pasa en la mente, de lo que pasa en el cerebro. Siempre me ha impresionado el cerebro de las personas y el camino para encontrar esa explicación ha sido la Neurología, las enfermedades neurodegenerativas, porque me parece que el alma de las personas está en la mente, en el cerebro; la máquina más perfecta que existe”
Sintoniza Radio2, y mientras suena Chaikonsky nos dice que en el cerebro tenemos todo lo que somos. Toda nuestra historia; toda nuestra dignidad, por encima del alma. La escuchamos. Sus manos parecen transmitir la pasión que ella siente y aplica a la investigación de la mente; desde el convencimiento de que el camino por recorrer es muy largo.
Y lleva mucho tiempo haciendo ese trayecto, en contacto directo con el paciente, seguramente por eso renunció a su primera especialidad, Cuidados Intensivos, porque entiende que no conseguia mantener la comunicación personal que ella considera necesaria, la que le permite la Neurología; el estudio del cerebro humano. La parte del organismo que más se deteriora. Hablamos de cómo funciona, de qué hemos de hacer para protegerlo y nos descubre la lectura como el protector natural del envejecimiento del mismo: “Nuestro cerebro vive, desde los 30 o 40 años de lo que se llama la reserva funcional. Es decir: nuestro cerebro se hace viejo, pero si nosotros hacemos que se fomente el desarrollo a través de la lectura, que enriquece el lenguaje, estaremos más protegidos contra la degeneración, contra la demencia tipo Alzheimer. La gimnasia de nuestro cerebro es la lectura, una manera de mantenerlo activo”
Nos interesamos por el funcionamiento de la Unidad de Demencia de la Arrixaca y descubrimos las dificultades del camino que los especialistas que la forman han de recorrer, hasta determinar el tipo de demencia que el paciente tiene y aplicar aquello que lleve al enfermo a lo que ella llama “calidad de vida”: “Estudiamos todo tipo de demencias. Siempre hablamos de demencia de Alzheimer porque es la más frecuente. Pero hay otras demencias que exigen un estudio del paciente, de su familia Hacemos un espectro completo de la investigación antes de emitir un informe. Desde esta unidad, estamos trabajando en el germen de un proyecto que estará radicado en la Fundación Alzheimur, para atender de una manera integral el proceso de demencia”.
No me imagino a Carmen Antunez haciendo las cosas a medias. La entrega a su trabajo es total y el entusiasmo brilla en su mirada cuando nos habla de lo puesto en marcha por esa Fundación; la creación de un Banco de Cerebros del que solamente existen cuatro en España: “Este banco supone un gran avance para el estudio de la mente porque la donación de cerebros, tanto de mentes enfermas como de mentes sanas, nos permite avanzar en el conocimiento de estas enfermedades”.
Queremos saber de que manera un especialista le comunica a la familia de un enfermo que este tiene algún tipo de demencia y terminamos hablando de comunicación e información y no me extraña que sea así, porque ella es una comunicadora nata, capaz de hablar de algo tan complicado como es el estudio de la mente, de la manera más sencilla: “Es muy importante saber transmitir la información, adecuadamente, para que la familia la pueda procesar sin que se sienta desprotegida. En ello trabaja la red de apoyos que tiene la Unidad de Demencias de la Arrixaca, en ayudar a la familia a la comprensión de las demencias”.
Nos preguntamos si tiene tiempo para disfrutar de otras cosas, porque de su profesión está claro que lo hace, y nos habla de lo que ella llama “darle de comer al espíritu”, que no es otra cosa que el amor por la música, especialmente la ópera; la lectura antes de dormir y viajar, como una manera de descubrir nuevas sensaciones, o redescubrir emociones, en ciudades como Florencia o Roma.
No resistimos la tentación de preguntarle si alguna vez no se ha sentido frustrada al comprobar que, el resultado de su trabajo, no tiene una respuesta inmediata en el enfermo y no nos sorprende su respuesta: “Es verdad, en otras especialidades los resultados son inmediatos, pero nosotros podemos hacer algo muy importante: dar calidad de vida. Para mi, curar es dar calidad de vida”.