LA TRANSPARENCIA ES OTRA COSA

lunes, 18 febrero, 2013

Continuamos enjugascados con la renta de Rajoy olvidando analizar, por ejemplo, que los datos sobre el número de cotizantes a la Seguridad Social se ha reducido en enero en más de un cuarto de millón y en caso 800.000 a lo largo de 2012.

Las decisiones en cuento a la comunicación en algunas instituciones están pensadas y bien pensadas. Nada ocurre porque sí. Todo tiene una razón de oportunidad, de conveniencia. Los tiempos se miden milimétricamente para que los acontecimientos que les afectan puedan ver mitigados sus efectos; porque una detonación controlada a tiempo puede ocasionar que no se oiga con nitidez el derrumbe.

LUIS BARCENASComo ya apuntábamos la semana anterior, la publicación de la declaración de la renta y el patrimonio de Mariano Rajoy no aportaría nada nuevo sobre la manera de llevar la contabilidad del PP por parte de Luis Bárcenas. Lo que aparece en su declaración es, como no podía ser de otra manera, lo que percibe como Presidente del Gobierno de España y lo que recibía legalmente de su partido que, al ser un acuerdo privado entre partes, no está sometido a ninguna norma y sí a lo que la institución quiera; aunque hemos de reconocer que es escandaloso que en plena apriete de cinturón de todos los ciudadanos, incluidos los funcionarios a los que se les quiere culpar de no se cuantas cosas, su partido le subiese el sueldo un 27%. Algo que nos habla de la hipocresía reinante en esta sociedad nuestra.

Este dar a conocer lo que Rajoy expone en su declaración de hacienda nos ha hecho tener unos días muy ocupados analizando los datos, leyendo las reacciones a los mismos, pero nos tememos que nos distrajeron de lo sustancial—lo sustancial no es su declaración de hacienda, es la contabilidad B, si existe, de su partido–, que quizás es lo que se ha pretendido, como ponen de relieve las declaraciones casi a coro de todos los portavoces del PP que al unísono nos hablan de transparencia—la transparencia es otra cosa– como si esta declaración, insistimos, pudiese borrar todo lo demás. Y lo demás es mucho, porque aquí lo que importa es saber la procedencia de los fondos con los que este partido se financia y retribuye a sus dirigentes.

Pero sí, estamos hablando más de la declaración del Presidente que de los últimos datos del CIS en los que aparece Mariano Rajoy inspirando poca o ninguna confianza al 82,1% de los españoles, algo perfectamente natural si tenemos en cuenta que estudios económicos nos dicen que la brecha entre ricos y pobres, en nuestro país, es la mayor de toda la Unión Europea: Nunca estuvo el dinero tan mal repartido.

Pero continuamos enjugascados en su declaración de renta olvidando analizar, por ejemplo, una noticia que nos grita la realidad que estamos viviendo. Datos de la semana anterior que reflejan que el número de cotizantes a la Seguridad Social se ha reducido en enero en más de un cuarto de millón y en casi 800.000 a lo largo de 2012. Una pérdida de cotizantes que debería de alarmarnos porque nos indica una tendencia a la baja que pone en peligro el mismo sistema de pensiones.

ANA MATOPero aquí estamos, tratando de la dichosa declaración y no del obligado cese de la señora Mato, aunque solamente sea por mentir—de estética ni hablamos– algo que se antoja demasiado usual en este gobierno. Porque con tanto ruido que nos lleva a la nada, dejamos pasar—ni siquiera hemos oído comentarios al respecto—los últimos datos ofrecidos por UNICEF sobre nuestro país. Datos que reflejan que más de dos millones de niños españoles viven ya en la miseria.

Si, hemos de reconocer los servicios impagables que prestan, algunos gabinetes de comunicación, para soltar la tinta de calamar adecuada que impida ver más allá de nuestras narices.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 12-2-2013

RAJOY Y LA OPOSICIÓN

miércoles, 6 febrero, 2013

Que el señor Rajoy en una comparecencia centrada en negar la mayor, se acuerde de una oposición a la que debería de agradecer todos días con una misa—él es creyente—su comportamiento, es para pensar.

Como muchos otros españoles, después de la publicación de los apuntes contables del extesorero del PP, Luis BárcenasRAJOY, esperábamos con una cierta curiosidad la comparecencia del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ante los medios de comunicación—sin permitir preguntas por cierto—el pasado sábado, tras la finalización de la reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional de su partido. Comparecencia en la que anunciaba solemnemente que a lo largo de esta semana se publicará en la Web de la Moncloa sus declaraciones de la renta y de patrimonio, como si esta sola divulgación pudiese arreglar el desaguisado organizado por la difusión de la contabilidad del señor Bárcenas.

Como es costumbre en estos casos, aprovechó para matar al mensajero acusando a los que difunden las informaciones sobre las presuntas irregularidades del PP de “crear una situación de debilidad en un momento particularmente delicado”, y de paso criticaba al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba “por haber prestado credibilidad a insinuaciones”.

Asombrados nos quedamos ante la pretensión de que la oposición mantenga la boca cerrada ante lo que está pasando, porque es fácil imaginarse el cirio que estarían montando los populares si el tema fuese al contrario. No queremos ni suponerlo.

PSOE FEDERALEl PSOE no levanta cabeza no por la oposición que está haciendo, y sí por la que no está haciendo. No levanta cabeza porque su electorado– de sus militantes ni hablamos– no puede comprender esta manera de hacer oposición un tanto monjil, como de pellizquitos de monja vamos, que se está marcando la cúpula del PSOE.

Desde el primer momento, Rubalcaba se ha mostrado como un firme defensor de “su” oposición responsable. Aquella que permite a su partido, dice, «acordar, discrepar y confrontar» con el Gobierno, siguiendo una estrategia completamente diferente a la que defendió el PP cuando era el PSOE el que gobernaba. El secretario general de los socialistas considera que ese es el camino a seguir ante la situación sumamente delicada por la que atraviesa el país. Pero esta postura le ha ocasionado algunos problemas dentro de su propio partido—fuera del mismo a la vista está–, porque todos esperaban una posición más firme, seguramente porque muchos se preguntan por la necesidad que la política tiene de perder el miedo a los mercados y otros poderes fácticos. Un mensaje de oposición en ese sentido probablemente hubiese ilusionado a un electorado un tanto mohíno. Que el señor Rajoy en una comparecencia centrada en negar la mayor, se acuerde de una oposición a la que debería de agradecer todos días con una misa—él es creyente—su comportamiento, es para pensar.

Como de aurora boreal es que dijese eso de “No he venido a la política a ganar dinero, vine perdiendo dinero”. Para añadir…”Para mí el dinero no es lo más importante en esta vida…”.

Pues que bien, pero molesta sobremanera que un gobernante diga que en política pierde dinero, porque eso refleja su estatus económico, y hablar de eso nunca fue muy elegante, sobre todo porque se supone que a la tan denostada política hay que llegar dispuesto a prestar un servicio a la sociedad. Por cierto, el señor Rajoy comenzó su carrera—no la de derecho–con 26 años, cuando en 1981 fue elegido diputado en las primeras elecciones autonómicas gallegas. A partir de entonces siempre cobró y vivió de la política y, al parecer, no le fue mal. Vamos, que no extraña lo de Registrador.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 5-2-2013

NO HAY CUERPO QUE LO AGUANTE

miércoles, 2 mayo, 2012

No le quepa la más mínima duda, este gobierno ha hecho muchísimo más, más de lo que sería exigible, para poner al personal al bordo de un ataque de nervios con su seguidismo a ciegas de las recetas de Merkel.

La Organización Internacional del Trabajo—OIT—ha hecho público un informe en el que rechaza la austeridad como fórmula para recuperar el empleo en España y apremia al Gobierno para que apoye la inversión productiva mediante la reanudación del crédito a la economía real, sobre todo a las PYMES. Una conclusión a la que llega en un informe hecho público sobre la situación del mercado laboral español. Según este informe, las medidas de austeridad aplicadas “han afectado al crecimiento y al empleo en el corto plazo y, por el momento, no se ha traducido en una reducción significativa del déficit fiscal” que, al parecer, era el objetivo perseguido.

RAJOYSe supone que esta organización internacional sabe de lo que habla y, cuando expone sus puntos de vista habría que escucharle. Pero no ocurre así con Mariano Rajoy porque, tal y como informó ayer en primera página LA OPINIÓN, el presidente, en su intervención en el acto de clausura del XV Congreso del PP madrileño, afirmaba que “seguirá haciendo lo necesario” y que el próximo viernes se anunciarán nuevas medidas—¡esto no hay cuerpo que lo aguante!– “muy importantes”. Y ante esta perspectiva vital solo nos queda rezar; y rezar mucho, porque nos tememos que seguirán las decisiones eufemísticamente llamadas “reformistas” que continuarán creando en los ciudadanos una profunda sensación de desánimo y si me apuran de una cierta desesperanza.

El Presidente Rajoy nos decía muy ufano que su partido ya ha tomado más medidas y ha hecho “mucho más” en sus cuatro meses de mandato que el anterior Gobierno socialista “en siete años, puesto que no hicieron ni la mitad de la mitad”.

No le quepa la más mínima duda, este gobierno ha hecho muchísimo más, más de lo que sería exigible, para poner al personal al bordo de un ataque de nervios con su seguidismo a ciegas de las recetas de Merkel. Unas recetas, tan cuestionadas por los más reconocidos expertos mundiales en economía, que la poderosa presidenta de Alemania comienza a dar muestras de ciertas dudas sobre la política a seguir para que Europa salga de esta angustia, a la que ella tanto ha colaborado. Algo que, seguro, no hubiese ocurrido con Helmut Kohl, el presidente encargado de liderar el proceso de reunificación de Alemania y el que impulsó la marcha de la Comunidad Europea hacia la unión política y monetaria de Europa, que se concretó en la Unión Europea instituida en 1993 cuando entró en vigor el Tratado de Maastricht.

Claro que entonces Europa si contaba con auténticos líderes políticos, y es que todo aquello pudo hacerse realidad porque, junto a Kohl, el viejo continente contaba con estadistas como Felipe González y François Miterrand, capaces de tener amplitud de miras y un olfato político con el que hay que nacer.

Pero como la nostalgia solo sirva para avivar la melancolía alegrémonos de que en Francia, François Hollande—si es que gana—, pueda reconducir en su furor deficitario a la señora Ángela Merkel, porque nos permitimos pensar que las dudas de los últimos días de ella, seguramente tienen mucho que ver con las perspectivas de victoria del candidato socialista francés y su forma de ver la solución de la crisis. El, desde luego, está muy alejado del hiperactivo Sarkozy.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 1-5-2012

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