Las maltratadas que terminan siendo atendidas en los hospitales, en los ambulatorios, son una mínima parte pasando a ser invisibles las maltratadas que se curan en casa, transformando una violación de derechos humanos en algo que no debe de salir del ámbito privado.
Según denuncia Inma Sánchez Roca, secretaria general de las Juventudes Socialistas en la Región de Murcia, JSRM, las partidas de protección integral contra la violencia de género han disminuido, en los presupuestos de la Región, en un 88% y aunque parezca un sarcasmo, la partida presupuestaria destinada a la atención de mujeres en situación de riesgo social se reduce a un euro. Sí, como lo están leyendo, aunque parezca una broma de mal gusto, sobre todo cuando, según ha informado la Comunidad Autónoma, el Servicio Murciano de Salud, SMS, detectó, durante el pasado año, un total de 354 casos de violencia de género en mujeres mayores de 14 años.
Pero el número de maltratadas es infinitamente mayor ya que, como apunta la directora general de Asistencia Sanitaria del SMS, Magina Blázquez, «estos datos deben ser tratados con cautela, ya que solo están contemplados aquellos casos que han sido comunicados a través de los servicios y profesionales sanitarios del SMS».Es decir, «solo son una parte de la totalidad de casos regionales que se recopilan mediante otras vías».
Sí, es realmente preocupante lo que está ocurriendo porque las maltratadas que terminan siendo atendidas en los hospitales, en los ambulatorios, son una mínima parte pasando a ser invisibles las maltratadas que se curan en casa, transformando una violación de derechos humanos en algo que no debe de salir del ámbito privado, como ocurría hace muchos años en esta España nuestra donde la mujer, efectivamente—que oportuno el arzobispado de Granada con la publicación del libro Cásate y sé sumisa—tenia que ser sumisa, muy sumisa, a los dictados del hombre.
En los últimos tiempos se observa un menor protagonismo de este tipo de informaciones en algunos medios de comunicación, como si la violencia de género hubiese remitido cuando lo cierto es que, hasta este momento, en este 2013, son ya 45 mujeres las asesinadas por sus parejas o exparejas en España, rodeadas casi por el silencio, un tanto cómplice, de los vecinos, de los amigos, de la familia porque desde el 2007–año en que se reconoce específicamente el delito– son solamente 11.139 las denuncias presentadas por el entorno de las maltratadas, de un total de 800.542 interpuestas en los juzgados de violencia contra la mujer, lo que supone menos de un 2% . Porcentaje que nos debería hacer pensar sobre nuestro sentido cívico de la vida.
La violencia de género es una tragedia que afecta a toda la sociedad y todos tenemos una parte de culpa de este crecimiento vergonzoso que afecta a miles de mujeres.
Lo dijo Naciones Unidas el 20 de diciembre de 1993, en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Vincular la idea de discriminación y violencia es clave para entender la causa última de la violencia que sufren las mujeres y sus hijos e hijas. Sí, ellos, más que nadie, están sufriendo los recortes sociales en este campo con el cierre de puntos de encuentro familiares en muchas ciudades, entre otras ayudas que han desaparecido.
Hace unos días la Presidenta del Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial CGPJ, Inmaculada Montalbán, se despedía de su cargo haciendo una larga reflexión sobre la violencia de género en nuestro país preguntándose, preguntándonos: 45 mujeres han sido asesinadas en 2013. ¿Qué pasaría en España si hubieran asesinado a 45 periodistas, a 45 panaderos o a 45 jueces? No se ustedes, yo no tengo contestación para esto.