RECUPERAR LA SOCIALDEMOCRACIA

martes, 29 abril, 2014

No he resistido la tentación de ofrecerles la imagen de la Canciller Angela Merkel en una caricatura de George. Me ha parecido magnífica y refleja fielmente la voraz vocación cortadora—cortadora de derechos económicos y de otro tipo—de la señora Merkel en el ámbito de la UE.

La socialdemocracia, tal y como se la conoce, nace a finales del siglo XIX y principios del XX en el seno del movimiento obrero y el socialismo y, desde el primer momento, los socialdemócratas se caracterizaron en toda Europa, a grandes rasgos, por sus políticas reformistas ligadas a la participación ciudadana, a la protección del medio ambiente y a la integración de minorías sociales. Y gracias a la socialdemocracia, el avance social nos pareció imparable y la igualdad algo consustancial al ser humano, pero la crisis nos hizo dudar de todo porque tenemos la sensación de que mientras que el discurso conservador en Europa se muestra inamovible en sus principios, el discurso de la socialdemocracia se pierde en un laberinto de dudas que nos hace dudar a todos.

HOLLANDEEl que el socialdemócrata Hollande ganara las elecciones en Francia lleno de esperanzas a un segmento de la población que esperaba con ilusión que la señora Merkel tuviese, por fin, un freno para sus políticas neoliberales que están llevando a Europa—a los países del sur de Europa, de manera especial–a la nada más absoluta.

MERKELLPero no fue así, Merkel continua impertérrita marcando el paso de la economía en el viejo continente y Francia, sin apenas resistirse, entró en la misma senda de países con políticas de derechas, hasta el punto de que el primer ministro francés, Manuel Valls, anunció el pasado miércoles que los sueldos de funcionarios no subirán y que se van a congelar, hasta octubre de 2015, las pensiones, salvo las más bajas, y las prestaciones sociales, a excepción de los mínimos, confirmando el programa de reducción del gasto público de 50.000 millones de euros en los años 2015-2017, todo para poder cumplir con los compromisos de reducción del déficit público, según nos dice.

Es hora de plantear un giro total en las políticas europeas y la socialdemocracia ha de hacer prepuestas concretas, comenzando por lograr que el Banco Central Europeo convierta la creación de empleo en una de las principales directrices de su política monetaria. Los socialistas sostienen que los gobiernos europeos pueden invertir millones de euros para políticas de crecimiento y empleo, sin alterar globalmente sus presupuestos. Y, en consecuencia abogan porque se realice esa inversión. Vale, pero desconcierta que donde se está gobernando, en Francia, el primer ministro declare que se congelarán las pensiones y los salarios de los funcionarios y que se recortarán algunos servicios sociales. Esperamos con impaciencia la contestación de Hollande a una carta enviada por parlamentarios, procedentes de diferentes corrientes del Partido Socialista, que consideran que el plan de ahorro debe ser solo de 35.000 millones entre 2015 y 2017 afirmando que son «peligrosos» los anuncios hechos por Valls.

Que se puede luchar contra la crisis de otra manera, desde una visión socialdemócrata, lo demuestra Obama con sus medidas tomadas desde el inicio de la recesión en el 2008. En una lucha contra los conservadores de EE.UU, que es encarnizada, ha conseguido que su país—que fue el principal culpable de la crisis, es cierto– remonte el vuelo, lentamente es cierto también, pero ya responde a las medidas de incentivación del crecimiento—no con la matraca de la austeridad que nos lleva al pozo de la desesperación—como lo demuestra el hecho de que la tasa de desempleo en EE.UU cerrara en enero con un 6,6%, el dato más bajo en cinco años, y el ritmo de expansión del Producto Interno Bruto (PIB) repuntara hasta 3,2% en el último trimestre de 2013.

Por el contrario, aquí, el Banco Central Europeo fue incapaz de prever la crisis, tomó las primeras medidas con retraso, y se ha centrado en imponer reglas de austeridad y contención del gasto público. El discurso socialdemócrata ha de ser distinto y hay que ponerlo en práctica.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 22-4-2014

NO HAY CUERPO QUE LO AGUANTE

miércoles, 2 mayo, 2012

No le quepa la más mínima duda, este gobierno ha hecho muchísimo más, más de lo que sería exigible, para poner al personal al bordo de un ataque de nervios con su seguidismo a ciegas de las recetas de Merkel.

La Organización Internacional del Trabajo—OIT—ha hecho público un informe en el que rechaza la austeridad como fórmula para recuperar el empleo en España y apremia al Gobierno para que apoye la inversión productiva mediante la reanudación del crédito a la economía real, sobre todo a las PYMES. Una conclusión a la que llega en un informe hecho público sobre la situación del mercado laboral español. Según este informe, las medidas de austeridad aplicadas “han afectado al crecimiento y al empleo en el corto plazo y, por el momento, no se ha traducido en una reducción significativa del déficit fiscal” que, al parecer, era el objetivo perseguido.

RAJOYSe supone que esta organización internacional sabe de lo que habla y, cuando expone sus puntos de vista habría que escucharle. Pero no ocurre así con Mariano Rajoy porque, tal y como informó ayer en primera página LA OPINIÓN, el presidente, en su intervención en el acto de clausura del XV Congreso del PP madrileño, afirmaba que “seguirá haciendo lo necesario” y que el próximo viernes se anunciarán nuevas medidas—¡esto no hay cuerpo que lo aguante!– “muy importantes”. Y ante esta perspectiva vital solo nos queda rezar; y rezar mucho, porque nos tememos que seguirán las decisiones eufemísticamente llamadas “reformistas” que continuarán creando en los ciudadanos una profunda sensación de desánimo y si me apuran de una cierta desesperanza.

El Presidente Rajoy nos decía muy ufano que su partido ya ha tomado más medidas y ha hecho “mucho más” en sus cuatro meses de mandato que el anterior Gobierno socialista “en siete años, puesto que no hicieron ni la mitad de la mitad”.

No le quepa la más mínima duda, este gobierno ha hecho muchísimo más, más de lo que sería exigible, para poner al personal al bordo de un ataque de nervios con su seguidismo a ciegas de las recetas de Merkel. Unas recetas, tan cuestionadas por los más reconocidos expertos mundiales en economía, que la poderosa presidenta de Alemania comienza a dar muestras de ciertas dudas sobre la política a seguir para que Europa salga de esta angustia, a la que ella tanto ha colaborado. Algo que, seguro, no hubiese ocurrido con Helmut Kohl, el presidente encargado de liderar el proceso de reunificación de Alemania y el que impulsó la marcha de la Comunidad Europea hacia la unión política y monetaria de Europa, que se concretó en la Unión Europea instituida en 1993 cuando entró en vigor el Tratado de Maastricht.

Claro que entonces Europa si contaba con auténticos líderes políticos, y es que todo aquello pudo hacerse realidad porque, junto a Kohl, el viejo continente contaba con estadistas como Felipe González y François Miterrand, capaces de tener amplitud de miras y un olfato político con el que hay que nacer.

Pero como la nostalgia solo sirva para avivar la melancolía alegrémonos de que en Francia, François Hollande—si es que gana—, pueda reconducir en su furor deficitario a la señora Ángela Merkel, porque nos permitimos pensar que las dudas de los últimos días de ella, seguramente tienen mucho que ver con las perspectivas de victoria del candidato socialista francés y su forma de ver la solución de la crisis. El, desde luego, está muy alejado del hiperactivo Sarkozy.

Publicado en La Opinión, de Murcia, el 1-5-2012

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