Más que ensimismarse en lo de “no comprender los resultados” creo que el PP debería hacer una autocrítica sobre lo que ha podido hacer mal durante la campaña electoral como, entre otras cosas, ir su candidato de “sobrado”.
El pasado domingo los andaluces hablaron con su voto y dejaron nítidamente claro que quieren ser gobernados desde la izquierda. Y esa es la democracia, que los ciudadanos decidan libremente quienes quieren que les gobierne porque los “triunfos históricos” no valen de nada si no dan para regir. Y entrar en lo de “no comprender los resultados”, como ha manifestado Carlos Rojas, candidato número uno del PP al Parlamento por Granada, es todo menos oportuno.
Los electores nunca se equivocan. Este es un pueblo viejo y sabio que sabe discernir en cada momento lo que conviene a su tierra. Y hemos de recordar a Carlos Rojas que estos electores son los mismos que le dieron un claro triunfo al PP en las pasadas elecciones municipales y autonómicas. Si entonces esos resultados fueron fácilmente entendibles para él, no veo las razones para su incapacidad de comprender los resultados de ahora, porque ha sido el mismo electorado el que ha decidido que quiere ser gobernado por una coalición de izquierdas: 59 escaños PSOE e IU, frente a los 50 del PP.
Más que ensimismarse en lo de “no comprender los resultados” creo que el PP debería hacer una autocrítica sobre lo que ha podido hacer mal durante la campaña electoral como, entre otras cosas, ir su candidato de “sobrado”, negándose a debatir con los otros aspirantes, dando la sensación de sentirse ganador y no ver la necesidad de bajar a la arena de la confrontación de ideas. En democracia, los candidatos han de dar explicaciones de lo que pretenden hacer, y muchos ciudadanos pudieron no comprender como el popular, Javier Arenas, se negaba debatir en Canal Sur con Griñan y Valderas, máxime cuando es un político avezado, preparado y con un buen discurso, pero durante toda la campaña jugo a no arriesgar siguiendo el estilo Rajoy de “dejar hacer, dejar pasar”, de no exponerse nunca, pero el no es Rajoy y de él, seguramente, el electorado esperaba algo más.
Pero teniendo en cuenta que el PP, desde las elecciones del 20-N hasta ahora—en sólo cuatro meses—, ha perdido 425.789 votos, quizás las razones de que este partido no pueda gobernar en Andalucía son, sencillamente, que este electorado se encuentra más cómodo en la izquierda. Las cosas, a veces, son más sencillas de lo que parecen.