Hay que retroceder hasta los Presupuestos de 1987 para encontrar una inversión peor en Educación, con lo que esto significa de retroceso. Un retroceso que la sociedad arrastrará durante años.
Cuando suspendí la aparición en esta sección, para tomarme un descanso y que ustedes también descansaran de mi, lo hacia con una cierta esperanza-soy una optimista irredenta—de que a mi vuelta las cosas marchasen por senderos menos abruptos. Entre otras cosas, porque confiaba en que durante este tiempo, De Guindos y Montoro, se hubiesen estudiado a fondo un informe elaborado por el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda en el que se pone de relieve los datos que ya apunto en mi articulo anterior, publicado en este mismo blog, y al que les remito.
Pues bien, aunque el informe nos dice alto y claro las cosas que podrían hacerse para que todos pudiésemos vivir con un poco menos de angustia, al parecer no les ha dado tiempo a leérselo porque a la vuelta nos encontramos con que el inicio escolar ha sembrado de incertidumbre a los padres y alumnos. Y es que, aunque el Ministro de Educación se empeñe en decirnos que no hay recortes— cinco mil millones de euros menos para educación–, lo cierto es que el resultado de los mismos; eufemísticamente llamados reestructuración por el señor Wert, han traído como consecuencia menos profesores, más alumnos por aula, menos becas, subida escandalosa del IVA del material escolar, subida de las tasas universitarias, cierre de centros educativos en el ámbito rural, cambios, a peor, en las ayudas de comedor y transporte escolar, y así hasta el infinito. En definitiva hay que retroceder hasta los Presupuestos de 1987 para encontrar una inversión peor en Educación, con lo que esto significa de retroceso. Un retroceso que la sociedad arrastrará durante años.
A todo esto, al responsable de Educación le ha cogido la inauguración del curso, en la mayoría de los sitios, fuera de España—ayer hizo acto de presencia en una acto en Castilla La Mancha– que ya hay que ser oportuno. Bueno, nos dejó a su mujer de tertuliana en los desayunos de La 1. Que digo yo que, si es cierto que la señora del ministro, Edurne Uriarte, está lo suficientemente cualificada como para ser tertuliana, y lo es, en los medios de comunicación más variados, no es menos cierto que hay algo que se llama pudor, o lo que es igual, un sentimiento de vergüenza que debería impedir que la mujer de un ministro se convierta en tertuliana de un medio publico. Sí, hay algo llamado pudor.