LA VOLUNTAD DE SER LIBRE
La charla la mantenemos en su despacho oficial. Decoración de una gran austeridad y predominio de la madera que produce un marcado aire de severidad, mitigado por una buscada personalización del mismo con dos reproducciones de cuadros de Chillida. Un equipo de sonido que le pone en contacto con el mundo a través de la radio– se declara un apasionado de este medio– y gesto cordial y cercano, que agudiza esa medio sonrisa muy habitual en este madrileño de familia murciana, excepto una bisabuela inglesa que, le bromeamos sobre los genes, dejó en el un visible aire de profesor inglés; piel extremadamente blanca, ojos claros y un aire de cierto distanciamiento de las cosas. A todo esto se une el sombrero claro que le acompaña, seguramente para evitar esos rayos solares murcianos no fácilmente soportables para los hijos de la “Pérfida Albión”. Así es que este tema es un buen pretexto para iniciar la conversación y con un evidente sentido del humor nos cuenta que de niño fue un pelín tardón en eso de hablar, por lo que sus padres creían que tenia algún problema hasta que un médico les sacó de su error asegurándoles que al niño no le ocurría nada que simplemente, no tenia ganas de hacerlo, que estaba muy bien en su mutismo circunstancial.