Humberto Eco escribió un articulo sobre la estructura del mal gusto y venia a decirnos que todo el mundo sabe lo que es pero nadie es capaz de definirlo, para añadir que el reconocimiento de ese mal gusto es instintivo y deriva de la reacción indignada ante cualquier manifiesta desproporción, ante algo que se considera fuera de lugar. Y es que el pensador italiano llega a la conclusión de que el mal gusto se caracteriza por una ausencia de medida del concepto estético.
Algo así como lo que los responsables del Ayuntamiento de Guadix ponen de manifiesto con su ultima ocurrencia estética, con su ausencia de buen gusto que me ha hecho preguntarme en manos de quienes estamos–confío en que a otros muchos accitanos les haya ocurrido lo mismo—al ver la foto de este diario en la que se muestra el balcón del Ayuntamiento luciendo un armario en el lateral del mismo. Un balcón que es la tarjeta de presentación de un edificio histórico que debería de ser cuidado con esmero por los que tienen una especial responsabilidad y que ha sido “violado” armónicamente. El armario construido en un espacio como ese es la máxima expresión del arte del mal gusto, del anacronismo: una apología de lo hortera.