LA CONFIANZA EN EL ÉXITO SEGURO
No es de los que personalizan su lugar de trabajo. Nada de fotografías ni recuerdos familiares. Un ordenador fijo y otro portátil, los dos encendidos, que hablan de actividad. Estanterías con informes y reproducciones de cuadros que reflejan un homenaje que distintos pintores dedicaron al poeta Miguel Hernández hace tiempo. Como elemento decorativo– nos dice que no tiene especiales cualidades para la música, pero le gustan los cantautores–dos atriles metálicos de esos que utilizan los músicos para situar las partituras. Detrás de su mesa de trabajo, las ventanas aparecen desnudas de cortinas o estores. No tiene nada que esconder, un hombre abierto a la vida.
Al tenerlo delante de nosotros es inevitable pensar que los puestos de responsabilidad imprimen a las personas un inevitable aire de madurez. Porque sí, continúa teniendo un cierto estilo juvenil, pero algunas canas nos hace pensar que el tiempo pasa para todos. Y es que hace años tuve la ocasión de entrevistarle– estaba como responsable de comunicación de su sindicato– y me llamó la atención su juventud y ese creer en las cosas que decía. Hoy lo percibo con las mismas convicciones personales, pero quizás con una pátina de atemperamiento del entusiasmo, que el tiempo tiende a moderar.